Dharana es la capacidad de la mente para concentrarse en un solo punto, momento, objeto o tarea. Es atención, concentración, o fijeza del pensamiento. Se trata de la unificación del contenido mental, despertando la atención y aumentando la concentración, centrando la mente en un sólo aspecto que evite la dispersión. Deberíamos poner atención en cualquier actividad que realicemos en la vida diaria. La fuerza con que una cosa se graba o impresiona en la mente va, normalmente, en proporción al grado de atención que se ha prestado. La atención es una apertura silenciosa, un despertar, captando y sintiendo plenamente la vida alrededor.
Mi trabajo sin duda alguna tiene una parte visual, me refiero a las fotos o vídeos en si, los que muestro como resultado final de disparar una foto y retocarla, o bien la secuencia final de un vídeo editado. Esa es la parte visible. La que todos veis.
Pero también tiene una parte que no se muestra. Aquello que ocurre durante la producción. La que no se suele compartir. La vivencia. Esa es la parte que mas amo de mi trabajo, y la que casi nunca puedo mostrar. Es una sensación difícil de plasmar.
Algunas veces comparto fotos de making of que alguien hace, de lo que ocurre detrás de la cámara y durante la sesión. Pero no plasma que ocurre en realidad.
Verdaderamente, son esos instantes, los de “entre fotos” los que alimentan mi alma. Ahí es donde disfruto más y son esos momentos los que acaban siendo recordados y más vividos por mí. Más que la imagen o vídeo finales. Ahí se refuerza mi pasión por mi trabajo.
Algunas veces en esos momentos suelo hacer también lo que se conoce por “fotos robadas”. Tienen espontaneidad, son naturales, frescas. Reflejan una pequeña parte de eso, pero nunca completamente,
En esta ocasión y por primera vez, pude realizar “un vídeo robado”. La secuencia en si no muestra nada en especial. Raquel me regaló poder capturar la magia de los segundos anteriores a grabar un vídeo de una asana. Un momento previo a la grabación definitiva, donde ella se concentra, pero que el entorno en que estábamos la cautiva, la atrapa y se olvida por completo que yo estoy ahí, a unos metros de distancia, esperando para empezar a grabar. Y son estos momentos, estos silencios, estas expresiones espontáneas y naturales las que realmente me hacen vibrar. Dharana al 100%
El vídeo no es un plano de calidad, estudiado o calculado, todo lo contrario. Es espontáneo, precipitado, improvisado y robado. Pero enseña, y creo que transmite, una porción de lo que puedo sentir y experimentar durante una producción. Esa parte que no veis jamás y de la que me alimento, haciendo lo que realmente me apasiona: ver, capturar y transmitir momentos dotándolos de la parte más bonita y estética. Pero disfrutando realmente, del tiempo que transcurre entre disparo y disparo. Gracias Raquel por hacerlo posible, por ponerme la piel de gallina, por regalarme este recuerdo y por experimentar ambos Dharana cada uno enfocado en su particular punto y momento.
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