Gratitud y presencia

Éste será el primero de algunos artículos, para dar lugar a un nuevo tema. Si bien hay otros post en mi blog donde trato lo que llamo la "Consciencia visual" (basados en ser conscientes de que sentimientos transmite una imagen o video), con esta nueva categoría pretendo desde mi punto de vista personal y de forma humilde y sin pretender adoctrinar, transmitir temas más emocionales o espirituales.

Gratitud es una de las tantas emociones  humanas, diría yo que positiva que todos en algún momento sentimos en nuestra vida... Detenerse y darse cuenta y valorar las cosas que solemos dar por sentadas, cosas habituales y básicas como tener un lugar donde vivir, salud,  alimentos, agua, amigos, familia o trabajo. No tiene nada que ver con la deuda moral, con un "dar las gracias...", no es ese resultado reflejo e instintivo cuando alguien nos ofrece algo y sentimos la obligación moral de compensarlo con unas palabras bonitas.
No, se basa en ser conscientes del momento presente y de saborearlo. De detenernos a observar el segundo en que vivimos y darle valor. Como poner la pausa en nuestra vida, igual que haríamos en un video, y observar el fotograma congelado. Percibir nuestras emociones en aquel instante, valorarlas y sobretodo agradecerlas por tener la oportunidad de estar experimentándolas y viviéndolas.

Hay tantas pequeñas cosas cotidianas del día a día, que pasamos por alto y damos por sentado que así son, que nos pasan desapercibidas. Creemos que existen sin más y que no las valoremos, ni pensemos en ellas, que nos hace ingratos y diría que "superficiales".

Este hecho me lleva a hablar de algo casi intrínseco a la gratitud: la presencia.  No me refiero al hecho de ocupar un lugar de forma individual o rodeado de otras personas, sino de la tranquilidad que dispone el ánimo, para detener el tiempo y darnos cuenta del momento actual, de ese instante único, que jamás se repetirá, igual que el agua que fluye por el cauce de un río con continuidad. Ese momento irrepetible. Ese típico " Tempus fugit" referido al veloz paso del tiempo.

Presencia igual que presente, proviene del latín praeesse que significa: estar delante y a la vista, ser manifiesto. Presente es utilizado también como sinónimo de obsequio o regalo. Su palabra derivada "presentar" define la acción de descubrir a alguien. ¿Nos damos cuenta qué poco valor interpretativo damos a todos estos conceptos? Términos cargados de significado y muy descriptivos.

Si abrimos bien los ojos del alma, veremos que el instante actual, la vivencia que estamos experimentando ahora mismo, por minúscula que nos parezca es un regalo, está en nuestras manos valorarlo y sentir gratitud por percibirlo y agradecer así el ser y estar, y porque no, el hacer.

En ocasiones no nos damos cuenta además que todos esos presentes,  son el resultado también de acciones de otras personas hacia nosotros.  Deberíamos  valorar más el tiempo y la energía por ejemplo que nos dedica un amigo o familiar en interesarse por nuestro estado. Nos está dedicando su tiempo, ese tiempo que huye, y deberíamos por supuesto sentir gratitud por "tener" esa persona y que nos dedica un interés y unas palabras. Nos ha convertido por un instante en su prioridad. Debemos sentir gratitud por ese momento, sobretodo a nosotros por percibirlo y a él por regalarlo.

Paremos máquinas, bajemos de esa voragine en que se han convertido nuestros ritmos de vida, paremos ese torbellino de inputs que nos rodean, situaciones, pensamientos y tomemos consciencia del momento presente. Nuestra mente vive saltando del pasado al futuro constantemente. Sorteando y esquivando el presente como un obstáculo en el camino, cuando en realidad el presente es un obsequio y la semilla de la que germinará el futuro.

Vamos a tratar poco a poco de tomar el mando de nuestras vidas y a congelar los instantes presentes y a sentir gratitud por ellos. Son un regalo.

"El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He aquí por qué se nos escapa el presente".- Gustave Flaubert